BURKINA FASO
UAGADUGÚ
EN LAS CALLES
En el viaje hemos visto, vivido y escuchado infinidad de historias fuertes. Pero, no puedo dejar de recordar una tarde en las calles de Burkina Faso, África. Armamos el Inflable en medio de un barrio muy humilde, y comenzaron a llegar nenes de todos lados, eran cientos, y cada vez más. Pero hubo una nena que llamó mi atención, tenía una mirada que jamás voy a olvidar, era una mirada adulta y triste, podía verse en cada ojo que su presente y pasado le habían hecho crecer de golpe. Pero tendría tan solo unos 12 años, y no estaba sola, venía con su bebé en la espalda. Me partió el corazón y me acerqué, le pregunté si quería jugar, y moviendo la cabeza me dijo que sí, me entregó a su hijo en brazos y sus ojos comenzaron a cambiar. Una sonrisa había aparecido en su rostro y se hacía cada vez más grande a medida que acercaba al juego inflable. Saltó, rió y jugó todo el rato que pudo escaparse de su difícil realidad, y fue en ese momento que vi una madre de 12 años volver a ser niña por un rato.